Respecto a la entrevista de Jesús Quintero, “El loco de la colina” a José María García
Los comentarios que el periodista José María García hizo sobre Luis Fernández, presidente de la Corporación de Radio Televisión Española (RTVE), no fueron censurados, pero su emisión sólo sirvió para subrayar las carencias de una entrevista tullida.
Recientemente, Fernández ha afirmado que “el mejor periodismo es el que cuenta las cosas que pasan con el menor número de adjetivos, y con el mayor número de datos” (El País Semanal, 28/02/2007).
Escuchando a García hablar con Quintero, se puede afirmar que son muchos los datos, pero son más los adjetivos. De eso va el infotenimiento, ¿no?
La verborrea imparable del periodista facilitó la tarea a la dirección de TVE, que no dudó en lisiar la libertad de expresión del señor García censurando la entrevista.
Supergarcía clamaba “¡Vendetta!”, haciendo uso de su poder como figura en el mundo de la comunicación. Y atacaba a los poderosos, a la vez que evidenciaba las relaciones creadas entre el mundo de la política –seglar y religiosa–, el económico y el periodístico.
¿Quién es el malo en esta historia? Indudablemente la televisión se llena de malos malísimos, dentro y fuera de la pantalla.
Dicen por ahí que fue el propio verdugo quien filtró la entrevista que vio la luz en la edición digital de El Mundo.
Quisiera pensar que “errar es humano”, que no habrá más censuras, que aumentará la calidad de los contenidos en los medios públicos, que los comunicadores seremos conscientes del poder de la palabra y no será usado vilmente…
Cualquier instrumento puede convertirse en un arma si se empuña de la forma adecuada, y las herramientas de comunicación pueden convertirse en utensilios muy afilados. Se hace necesario un llamamiento a la responsabilidad del periodista, para con su público y para con su oficio.
Conviene no olvidar que quien tiene un micrófono tiene una oportunidad de oro. Puede que por eso los de “El loco de la colina” son dorados.
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