martes, 16 de enero de 2007

El Estatuto, aquí y ahora

Las grandes discrepancias acerca de lo que se debería regular y lo que no, entre los principales representantes de la profesión periodística (Sindicatos, FAPE y APM), me molestan casi tanto como la situación actual.

Que el periodismo no vive su mejor época es evidente, no hace falta que lo diga el periódico El País (23/10/2005) y se desmarque del asunto. Por si esto no fuera poco, la falta de unidad dificulta aún más la situación.

Por el periodista no se hace nada, en términos legales, desde que la Constitución Española reconoció la libertad de expresión, e indirectamente la profesión periodística amparando el secreto profesional y la cláusula de conciencia. Y eso fue en 1978.

Coincido con la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) en que hace falta una normativa, como el Estatuto, que atienda las necesidades legales del gremio de periodistas y en que el asunto ya se ha postergado lo suficiente. Por otra parte la FAPE también tiene razón al subrayar que una regulación demasiado ajustada desnaturalizaría la profesión.

En mi opinión se hace necesario un texto que obligue a cumplir con ciertas exigencias profesionales. Por ejemplo, la titulación como algo obligatorio frenaría la ola de intrusismo que nos ahoga, la concreción de derechos y deberes regula asuntos sabidos, pero el que se recoja en un Estatuto aportaría seguridad y obligaría cumplimiento. Otro aspecto significativo es la necesidad de los Comités de Redacción, la experiencia parece positiva en los medios que ya cuentan con uno, por lo que regular su constitución como necesaria sólo puede traer beneficios.

No podemos dejarlo todo a la autorregulación, porque está probado que aquí y ahora no funciona, no sirve para hacer frente a la problemática actual del Periodismo en España.

La propuesta de Estatuto del periodista realizada en 2004 debe someterse a revisión, aunque sea fuera de tiempo hay que buscar la forma de enmendar algunos aspectos. No es necesario modificar el texto completo. Creo que después de todo lo que han hablado unos y otros, ya queda claro que quitando un par de cositas, como el Consejo de la Información, y matizando algunos aspectos se puede llegar a un acuerdo.

La cuestión es que se dejen de discutir y normalicen la profesión para que todos sepamos a que atenernos.

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