miércoles, 3 de enero de 2007

Marcha atrás con el ‘run – run’

No es fácil descubrir ‘Watergates’ hoy en día. No creo que el mundo se haya vuelto un lugar libre de corrupción política, no hay recursos ni dedicación para el periodismo de investigación.

Alguien dijo una vez que el periodismo de investigación era simplemente periodismo bien hecho. Y no pretendo decir que ya no exista el buen periodismo, pero sí que las presiones lo están asfixiando. Sea por falta de medios, de tiempo, por influencias externas o internas, por falta de rigurosidad, por falta de confianza (de las fuentes en la prensa)… Sea por lo que sea, el tipo de periodismo que practicaban Woodward y Bernstein ya no se encuentra.

Parece que estemos volviendo a la prehistoria de la metodología de investigación, cuando a los informadores se les apodaba “muckrakers(recogedores de basura), por su habilidad para airear los trapos sucios. Entonces, eran pocos los periódicos de calidad que querían publicar sus reportajes, porque tenían fama de interesarse por asuntos poco serios – generalmente líos de faldas de políticos –. Aunque tampoco hay que olvidar, que algunos destacaron por trabajos más serios como el escritor Upton Sinclair.

Si por algo hicieron historia Woodward y Bernstein, – aparte de por destapar un escándalo que provocó la dimisión de Nixon –, es por extremar el rigor en su investigación y por proteger a sus fuentes. Hasta entonces, se consideraba suficiente el contrastar cada dato con una fuente independiente, ellos aumentaron el grado de verificación hasta dos fuentes independientes. Además, ninguna información se dio por válida hasta verificarla con un documento escrito.

Cambio en la balanza
Hoy en día la falta de rigor periodístico ha hecho que la información pierda puntos cuando entran en colisión la libertad de expresión y el derecho a la intimidad. Son cada vez más las sentencias del Tribunal Supremo que se decantan por proteger los derechos individuales. Hace algunos años no había duda de que el derecho a la información se ejercía en beneficio del colectivo de ciudadanos y por ello era prioritario frente a otros, también fundamentales pero de carácter individual.

Sin embargo, el vuelco de información basura que hace la prensa amarillista (véase también “del corazón”) está inclinando la balanza hacia el lado de las libertades individuales.

¡Ni a los muertos dejan ya en paz! Alguien podría explicar a estos sensacionalistas que los motivos por los que Lola Flores enseño las tetas en interviú no son de interés general, y que, haciendo público un contrato con una cláusula de confidencialidad, están vulnerando el derecho a la privacidad. Esto lo digo por poner un ejemplo.

Imparcialidad, trabajo duro, disponibilidad de fuentes, perseverancia, ideales, respaldo de la profesión. Viendo el panorama del periodismo actual todo eso parece perdido.

Por favor, señores periodistas – con o sin carné de prensa – paren ustedes de emitir ese “run- run” de rumores, que se convierte en noticia sin respaldo ninguno. ¡Qué me está dando dolor de cabeza!

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