Visita a la sede de La Verdad (Murcia)
Como alumnos privilegiados pudimos conocer algunos aspectos internos de este medio, y tuvimos la ocasión de observar quién se esconde detrás de la maquinaria informativa.
Este dato sorprende aún más si tenemos en cuenta que carecen de redacción independiente y cuentan con un “infógrafo compartido” con el resto del grupo multimedia – Elmundo.es tiene 57 infógrafos en su edición digital.-
Ricardo responde perfectamente al perfil de periodista de calle, intrépido, sagaz y peleón. Se jacta de que su especialidad, sucesos y tribunales, es la única que no está copada por los gabinetes de comunicación. Se siente orgulloso de su variada agenda de contactos (entre la que se encuentran guardias civiles, policías, forenses, traficantes y “lo peor de cada casa”). Con ojos de lince, advierte de lo dura que es la profesión y se queja de becarios “que no levantan el culo de la silla al oír la sirena de una ambulancia”.
Su teléfono sonó un par de veces, pero no fue capaz de dar con la opción de silencio. Esto me hizo pensar que trabaja a la vieja usanza, que puede que no lleve una grabadora en su chaqueta, pero seguro que no va ni al baño sin lápiz y papel.
Miguel Ángel parece menos desgastado por el trabajo que el jefe de Local, también su discurso es menos apasionado, más tranquilo, pero no por ello carente de fuerza. Su reto es hacer de Cultura un espacio original que atraiga al público, especialmente al más joven. Comulga con la eliminación de contenidos elitistas y apuesta por algo más popular. Su lucha diaria es conseguir informaciones propias y exclusivas que le permitan obviar notas y comunicados de prensa.
Quizá por eso me sorprendió tanto su respuesta cuando le pregunté por el periodismo “freelance” y me argumentó que era algo que no tenía cabida en su periódico, que a los lectores no les gustaba ver nombres que no conocían y que ellos no aceptaban trabajos por libre. Entiendo la desconfianza a priori, pero la explicación me parece vacía, viniendo de alguien que minutos antes defendía un periodismo de creación propia, independiente y original.
Miguel Ángel Ruiz también tiene un programa de medio ambiente en la televisión local. Trabaja pero no cobra, porque los resultados de la televisión local del grupo multimedia aún no dan para tanto.
Antonio Semitiel, director de Canal 6 y Punto Radio, nos acompañó por los estudios de televisión muy amablemente. De su discurso, destaco su valoración de un aspecto clave en nuestra carrera de estudiantes y de gran influencia en nuestra vida profesional: las prácticas. En la redacción nos comentó lo orgulloso que se sentía de tener un equipo tan bien preparado y tan joven – la mayoría no llegan a los treinta años –. Y todo hay que decirlo, abundaban las féminas.
La despedida
Poco antes de marcharnos, José María Esteban, director de la Verdad, nos sorprendió bajando a despedirnos. Tuvo la deferencia de dedicarnos unas palabras que tengo que calificar cuanto menos de “sorprendentes”. Su concepto sobre Internet parecía obviar los exitosos resultados de la edición digital de su mismo periódico. Se limitó a definir la red como un lugar “donde los chicos se hacen pasar por chicas” y donde se puede encontrar mucha información errónea y de procedencia dudosa.
Creo que después de decir esto y de que ninguno nos atreviéramos a contestarle, la charla dejó de ser atractiva. Me lamento por haber dejado perder la ocasión de replicarle. Me faltó el café de media mañana.
Igual nos estaba “pinchando” para ver de qué madera estábamos hechos. Claro, que también puede que hablase en serio.
Quizá esté atravesando esa fase de negación de la que hablan los psicólogos. Sí, esa que se utiliza como defensa para afrontar la pérdida de un ser querido. De momento tiene que despedirse de su viejo carrusel de prensa.
Lo de viejo es un decir. La rotativa está prácticamente nueva y, auque no sea de última generación, sigue siendo bastante moderna. Sin embargo, – y paradójicamente, – resulta mucho más rentable mandar los periódicos a una planta de impresión en Torrellano (Alicante).
Mariano Caballero, director adjunto de La Verdad, se sinceraba con nosotros, los estudiantes, con una nostalgia imposible de esconder tras el traje de ejecutivo. Nos advertía de que quizá seríamos el último grupo en visitar la rotativa. La máquina va a ser revendida a algún país del Este y con la venta se cierra una etapa del periódico.
Bienvenidos los nuevos tiempos, pues pasarán aunque no sean bien recibidos.