El periodismo actual se ha visto obligado a nutrirse del foro público.
El interés de los medios por conocer mejor a su audiencia ha fomentado una revolución ciudadana. La industria de la información no sólo pregunta a los lectores, radioyentes, televidentes y navegantes qué les interesa. Estamos en una etapa en la que la audiencia es solicitada directamente como colaboradora.
El periodismo ciudadano se revela como una nueva forma de información. Ejemplos destacados son Bottup.com, en España y Oh My News, a nivel internacional.
El movimiento emergente Web 2.0 (blogs, podcastings, wikis, lectores RSS, buscadores 2.0, per to per y todo un universo de agentes imposible de listar) convierte a Internet en algo más que una gran biblioteca virtual, una nueva forma de entretenimiento o de compartir contenidos.
La conjunción de Webs ha dado paso a “un espacio social, con cabida para todos los agentes sociales, capaz de dar soporte y formar parte de una verdadera sociedad de la información, la comunicación y/o el conocimiento”. Así lo entienden Antonio Fumero y Genís Roca, coautores del libro Web 2.0.
Blogger vs. Periodista blogger
Uno de los grandes impulsos del Web 2.0 ha sido el periodismo ciudadano. El blogger ha pasado de ser un narrador ocasional de su vida a tener la oportunidad de ser un periodista blogger.
La repercusión de esta tendencia ha sido tal que ha obligado a los medios tradicionales a adaptar sus novísimos espacios en línea. Véase como El País.com se sube al carro de la modernidad con “Yo, periodista”.
Un nuevo eslogan trata de recaptar a una audiencia desilusionada: “díganos lo que ve, a nosotros nos interesa”.
Si el periodismo siempre estuvo en la obligación de “proporcionar un foro público para la crítica y el comentario”, como nos recuerdan B. Kovach y T. Rosenstiel, hoy tiene que cumplir más que nunca.
La fuerza del periodista blogger golpea el monopolio de la información mantenido por los medios tradicionales, para que no se olviden de su compromiso con las personas y la democracia.
Los ciudadanos entran en la blogosfera (o blogalaxia, como apunta Francis Pisani subrayando la variedad de sistemas que confluyen en ella) para reclamar la palabra que se les viene negando durante tanto tiempo. ¡No somos simplemente audiencia!
Creyentes y descreídos
Aunque algunos reputados periodistas, como Fernando Jáuregui, director de Diario Crítico, se empeñan en desmerecer la labor del blogger afirmando que no es un periodista, sino una persona que lanza “un grito individual para intentar salir de la soledad”.
A esos, yo les respondo que puede que no todos sean periodistas, pero batallan por recobrar la palabra como ciudadanos en el foro de la información. Una palabra coartada por la labor de aquellos medios que adiestran a sus gatekeepers en su línea preferente y se olvidan de la responsabilidad social de los medios.
¿Qué más da si un blog es periodismo o no? Es información. Y si está bien elaborada es información útil. Como dicen B. Kovach y T. Rosenstiel, el debate que no se base en hechos y contexto “se disolverá en el ruido, al que la mayor parte de los ciudadanos volverán la espalda”.
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