lunes, 2 de abril de 2007

Reingeniería editorial de La Verdad

En 2004, una consultora de medios plantea, a petición del Grupo Vocento, una serie de directrices a seguir para seguir siendo competitivos.

La irrupción de los medios digitales y gratuitos en el campo de la información crea nuevas formas de competencia. La estrategia se resume en 9 puntos.

  1. Fortalecer el periódico profesionalmente.
  2. Reforzar el carácter de referencia.
  3. Periodismo de anticipación.
  4. Periodismo informativo-interpretativo.
  5. Renovación de criterios. Un diario ciudadano.
  6. Búsqueda del diario multiuso.
  7. Un diario para vivir.
  8. Un diario fácil de leer.
  9. Ampliar audiencia y publicidad.

¿Cómo afronta este reto La Verdad?

Muchos de los cambios son visibles en la edición diaria del periódico. Sin embargo, para un conocimiento más exacto de cómo afecta a un medio un “plan de reingeniería editorial”, lo mejor es hablar con los profesionales que trabajan en él.

El siguiente artículo ha sido realizado gracias a la colaboración de un redactor de La Verdad, al que he dado en llamar Pepe Lafuente para preservar su identidad.

Las primeras transformaciones vinieron expresadas en una reestructuración de la organización de puestos de mando. Se suprimió la figura de “redactor jefe” que fue sustituida por “jefaturas de área” (local, economía, deportes, edición…).

Pero el verdadero cambio, el fundamental, consistió en “apostar por temas más cercanos a la gente”, dice Pepe Lafuente. Esto implicaba reducir la atención prestada a otros temas, como la política, por ejemplo.

El resultado se traduce en lo que se denomina La Noticia, el tema del día, a doble página, con tratamientos preferentes, con entrevistas de apoyo y análisis. Ésta es la sección con la que abre el diario.

Además se intenta “que el periódico, aparte de estar pegado a la actualidad, la determine con sus apuestas informativas”, subraya Lafuente.

Esta iniciativa sirve para reforzar el carácter de referencia del periódico. “El objetivo es huir de lo institucional. No renunciar a ello, pero no darle carácter prioritario, ya que al final, son seguidas con menos interés por los lectores.” dice Lafuente.

Asociada a este último aspecto está la búsqueda de agenda propia. En La Verdad esta se combina con la actualidad que marcan los acontecimientos y las convocatorias del día. A pesar de que ambas se complementan Pepe Lafuente tiene claro que “el redactor debe tener siempre en mente temas alternativos y distintos a los que están en agendas las oficiales.”

Para conseguir que el periodismo sea más que mera información se va más allá de la noticia. Se buscan opiniones contrastadas, que permitan al lector forjarse su propia idea de cada noticia. Si el tema resulta muy interesante, se adereza con columnas de opinión para aportar otro punto de vista.

Un periódico para el pueblo

La apuesta por un “diario ciudadano” quizá sea la más evidente, ya que se ha traducido en la creación de secciones con nombre propio. “La Chincheta, por ejemplo, se enclava en esta idea, igual que las encuestas diarias a cuatro ciudadanos para que expongan su opinión sobre un tema de actualidad. El correo electrónico y la edición por Internet ha supuesto una especie de revolución en este sentido, porque la posibilidad de interactividad es total”, concreta Pepe Lafuente.

En resumen, el “plan de reingeniería” pretende establecer las pautas que convierten a un diario de contenidos informativos en un diario de servicios. La Verdad ha apostado por seguir los pasos que le lleven a conseguir este objetivo, un diario útil, además de informativo, por ello concede mucha importancia a la Agenda Cultural, farmacias, carteleras, etc.

Pepe Lafuente reconoce que en la práctica este es el objetivo, aunque no sabe si se consigue plenamente, “al menos es el punto de partida”, dice el periodista.

Convertir el periódico en contenidos asequibles al público es otro un punto clave en la estrategia. Por ello el diseño se ha renovado.

Se trata de “hacer que el periódico entre mejor por los ojos, sea de lectura más fácil y atrayente”, dice Lafuente. Para ello se concede especial protagonismo a las fotografías, especialmente si son de actualidad y dependiendo de su poder de impacto. Las infografía es otra apuesta que refuerza este aspecto, “pero aún no contamos con todos los medios que serían deseables para sacarle el máximo provecho”, dice Lafuente.

El editor es una pieza esencial para que el diario sea fácil de leer, se ocupa de que el estilo y la redacción sean los correctos, así como de que no salgan erratas.

La fórmula para ampliar publicidad es básica: ampliar audiencia. “Hay suplementos para la tercera edad, vacaciones, economía, ocio,... En fin, todo lo que se te pueda ocurrir, con tal de ganar audiencia y también conseguir inserciones publicitarias”, afirma Lafuente.

Parece ser que la aplicación del “plan de reingeniería” ha sido bastante efectiva en La Verdad. Pero, aún después del análisis, a mí me quedaba una duda: ¿Qué ha cambiado de verdad en la redacción?

Cambio parcial

Pepe Lafuente resume las repercusiones de las propuestas de la consultora, afirmando que ha cambiado la forma de enfocar la agenda diaria. “En esto, como en muchas cosas en la vida, partes de máximos y luego todo depende del tiempo, la actualidad y los recursos técnicos y humanos. Pero creo que sí hemos conseguido porcentajes interesantes respecto de los cambios impulsados en su día”, dice el redactor.

Sin embargo, parece que su trabajo como profesional no ha variado tanto. “Antes era periodista y ahora soy periodista. Y la labor que realizo conserva su esencia, que es buscar temas lo más atractivos posibles, contarlos de forma brillante y contrastarlos en lo posible”.

Para Lafuente el cambio se ha centrado más en el continente que en el contenido “Lo que varía es el envoltorio, la profundidad o esfuerzo que dedicas a un tema, si es escogido como el principal... Pero el periodista siempre ejerce como tal. Ha de mimar sus fuentes, ampliarlas constantemente y estar al cabo de la calle y de todo lo que se mueva y afecte al ciudadano”.

Gracias Lafuente por esta lección de Periodismo.

Periodismo en un grupo multimedia

Visita a la sede de La Verdad (Murcia)


Un ejemplo claro de cómo en un grupo multimedia, siempre hay factores relevantes que tiran del carro y posibilitan el desarrollo de otros aspectos menos rentables.

Como alumnos privilegiados pudimos conocer algunos aspectos internos de este medio, y tuvimos la ocasión de observar quién se esconde detrás de la maquinaria informativa.

La versión digital del periódico de provincias, Laverdad.es, ocupa el tercer puesto en el ranking de portales digitales a nivel nacional, según la OJD. Hay que subrayar este éxito, porque más allá de las estrategias de posicionamiento en los buscadores de Internet, está el trabajo de los profesionales.

Mari Carmen Catalá, redactora de la edición digital, cuenta con suma sencillez que son cinco las personas que trabajan en Laverdad.es, “volcadas en noticias de última hora y en el desarrollo de canales temáticos”. Con mucha modestia, admite que este pequeño gran equipo ha conseguido hacer la competencia a las ediciones digitales de la prensa diaria nacional, - sólo Elmundo.es y abc.es le superan.-

Este dato sorprende aún más si tenemos en cuenta que carecen de redacción independiente y cuentan con un “infógrafo compartido” con el resto del grupo multimedia – Elmundo.es tiene 57 infógrafos en su edición digital.-

En la prensa escrita, Ricardo Fernández, jefe de la sección Local, y Miguel Ángel Ruiz, jefe de la sección Cultura, representan los polos más opuestos de la redacción. Tan diferentes quizá como las propias secciones.

Ricardo responde perfectamente al perfil de periodista de calle, intrépido, sagaz y peleón. Se jacta de que su especialidad, sucesos y tribunales, es la única que no está copada por los gabinetes de comunicación. Se siente orgulloso de su variada agenda de contactos (entre la que se encuentran guardias civiles, policías, forenses, traficantes y “lo peor de cada casa”). Con ojos de lince, advierte de lo dura que es la profesión y se queja de becarios “que no levantan el culo de la silla al oír la sirena de una ambulancia”.

Su teléfono sonó un par de veces, pero no fue capaz de dar con la opción de silencio. Esto me hizo pensar que trabaja a la vieja usanza, que puede que no lleve una grabadora en su chaqueta, pero seguro que no va ni al baño sin lápiz y papel.

Miguel Ángel parece menos desgastado por el trabajo que el jefe de Local, también su discurso es menos apasionado, más tranquilo, pero no por ello carente de fuerza. Su reto es hacer de Cultura un espacio original que atraiga al público, especialmente al más joven. Comulga con la eliminación de contenidos elitistas y apuesta por algo más popular. Su lucha diaria es conseguir informaciones propias y exclusivas que le permitan obviar notas y comunicados de prensa.

Quizá por eso me sorprendió tanto su respuesta cuando le pregunté por el periodismo “freelance” y me argumentó que era algo que no tenía cabida en su periódico, que a los lectores no les gustaba ver nombres que no conocían y que ellos no aceptaban trabajos por libre. Entiendo la desconfianza a priori, pero la explicación me parece vacía, viniendo de alguien que minutos antes defendía un periodismo de creación propia, independiente y original.

Miguel Ángel Ruiz también tiene un programa de medio ambiente en la televisión local. Trabaja pero no cobra, porque los resultados de la televisión local del grupo multimedia aún no dan para tanto.

Antonio Semitiel, director de Canal 6 y Punto Radio, nos acompañó por los estudios de televisión muy amablemente. De su discurso, destaco su valoración de un aspecto clave en nuestra carrera de estudiantes y de gran influencia en nuestra vida profesional: las prácticas. En la redacción nos comentó lo orgulloso que se sentía de tener un equipo tan bien preparado y tan joven – la mayoría no llegan a los treinta años –. Y todo hay que decirlo, abundaban las féminas.

La despedida
Poco antes de marcharnos, José María Esteban, director de la Verdad, nos sorprendió bajando a despedirnos. Tuvo la deferencia de dedicarnos unas palabras que tengo que calificar cuanto menos de “sorprendentes”. Su concepto sobre Internet parecía obviar los exitosos resultados de la edición digital de su mismo periódico. Se limitó a definir la red como un lugar “donde los chicos se hacen pasar por chicas” y donde se puede encontrar mucha información errónea y de procedencia dudosa.

Creo que después de decir esto y de que ninguno nos atreviéramos a contestarle, la charla dejó de ser atractiva. Me lamento por haber dejado perder la ocasión de replicarle. Me faltó el café de media mañana.

Igual nos estaba “pinchando” para ver de qué madera estábamos hechos. Claro, que también puede que hablase en serio.

Quizá esté atravesando esa fase de negación de la que hablan los psicólogos. Sí, esa que se utiliza como defensa para afrontar la pérdida de un ser querido. De momento tiene que despedirse de su viejo carrusel de prensa.

Lo de viejo es un decir. La rotativa está prácticamente nueva y, auque no sea de última generación, sigue siendo bastante moderna. Sin embargo, – y paradójicamente, – resulta mucho más rentable mandar los periódicos a una planta de impresión en Torrellano (Alicante).

Mariano Caballero, director adjunto de La Verdad, se sinceraba con nosotros, los estudiantes, con una nostalgia imposible de esconder tras el traje de ejecutivo. Nos advertía de que quizá seríamos el último grupo en visitar la rotativa. La máquina va a ser revendida a algún país del Este y con la venta se cierra una etapa del periódico.

Bienvenidos los nuevos tiempos, pues pasarán aunque no sean bien recibidos.

jueves, 15 de marzo de 2007

Cambio fuerza cambio

El desarrollo de la televisión y su incursión en la vida cotidiana a mediados del siglo XX, ofrece una visión distinta del mundo, traslada a la audiencia al lugar de los hechos, hace que sean testigos –indirectos- de lo ocurrido.

Esto afecta a las rutinas periodísticas establecidas hasta el momento. Especialmente a la prensa, que no cuenta con la inmediatez de la radio, ni con el atractivo de la tele.

La vuelta al periodismo de investigación no es más que la respuesta a una necesidad urgente: hacer de la prensa un medio más interesante para el lector.

Esta lucha por la supervivencia entre medios beneficia directamente al público, ya que se recupera un principio fundamental: vigilar al poder de forma independiente.

Se trata de hacer valer el derecho a la información de los ciudadanos, a través de la libertad de expresión e información del periodista.

Este aspecto guarda relación directa con el buen funcionamiento de la democracia, ya que quien no tiene la información adecuada para gobernarse a sí mismo corre peligro de verse sometido sin ni siquiera ser consciente de ello.

La función vigilante del periodismo es un derecho y un deber reconocido por la ley en distintos países, además de una condición necesaria para que exista verdadera democracia.

El periodismo de investigación adquiere una cierta dimensión moral, pues vigila a los poderosos por el bien de una mayoría poco -y mal- representada. Sin embargo, parece no ser suficiente, pues no siempre alcanza a dar voz al que no la tiene.

Tsunami digital
El periodismo digital es hoy lo que la televisión fue a la prensa y a la radio: un golpe de efecto.

La era de la comunicación electrónica pulsa la alarma sobre las rutinas periodísticas asumidas y urge al diálogo.

Los ciudadanos no sólo piden a los periodistas que vigilen al poder, dan un paso más y reclaman un espacio propio en los medios.

Parece evidente que aquellos que no tengan en cuenta estas reivindicaciones acabarán por desaparecer, arrasados por la influencia de la ola digital interactiva.

Es necesario un periodismo vigilante, serio y activo, pero que cuente con la audiencia.

De hecho, la influencia de la demanda de protagonismo del público ya se aprecia en la gran mayoría de los medios de comunicación. Radio, televisión y prensa abren sus puertas a la participación –limitada- de las audiencias.

Nueva polis
Los ciudadanos quieren participar en la vida pública y los avances tecnológicos posibilitan las herramientas necesarias para la revolución. La sociedad de medios crea una nueva polis cibernética, para aquellos que se implican como ciudadanos. Véase como ejemplo el entusiasmo bloguero o el fenómeno “Oh my news”, paradigma del periodismo ciudadano cibernético.

Internet abre las puertas del ágora global, donde los ciudadanos pueden debatir sobre las cuestiones que les preocupan y atañen. El peso de esta comunicación es tal, que no puede ser ignorada por los medios de comunicación.

La audiencia se rebela ante la comunicación mediatizada y sin diálogo, reclama un foro público. Además quiere recibir buen periodismo, tanto interpretativo y como opinativo, información que le ayude a vivir como ciudadano y no como esclavo de los medios.

jueves, 1 de marzo de 2007

Moral por ingresos

20 minutos se apunta un tanto con los puritanos deshaciéndose de los anuncios de contactos sexuales.

En una estrategia de marketing práctico aluden a la decisión del Congreso de los Diputados, que se opone a regular la prostitución como profesión, y se suman a la recomendación a los medios de que supriman los anuncios de contactos sexuales.

Esta publicación gratuita, que vive de los anunciantes, no recibe grandes ingresos de los espacios dedicados a contactos. Por ello han decidido suprimir este tipo de publicidad.

La profesión más vieja del mundo continua siendo ilegal. Si encuentran a un hombre o a una mujer vendiendo su cuerpo por dinero pueden detenerle. Sin embargo, no hay pena para el putero.

Ni la decisión del Congreso de los Diputados, ni el oportunismo de 20 minutos conseguirán erradicar la prostitución, ni ejercer un mayor control sobre las mafias de tráfico humano.

Trabajan la calle, sin ley y sin derechos, y ahora sin anuncios

Lo que sí pudimos ver

Respecto a la entrevista de Jesús Quintero, “El loco de la colina” a José María García

Los comentarios que el periodista José María García hizo sobre Luis Fernández, presidente de la Corporación de Radio Televisión Española (RTVE), no fueron censurados, pero su emisión sólo sirvió para subrayar las carencias de una entrevista tullida.

Recientemente, Fernández ha afirmado que “el mejor periodismo es el que cuenta las cosas que pasan con el menor número de adjetivos, y con el mayor número de datos” (El País Semanal, 28/02/2007).

Escuchando a García hablar con Quintero, se puede afirmar que son muchos los datos, pero son más los adjetivos. De eso va el infotenimiento, ¿no?

La verborrea imparable del periodista facilitó la tarea a la dirección de TVE, que no dudó en lisiar la libertad de expresión del señor García censurando la entrevista.

Supergarcía clamaba “¡Vendetta!”, haciendo uso de su poder como figura en el mundo de la comunicación. Y atacaba a los poderosos, a la vez que evidenciaba las relaciones creadas entre el mundo de la política –seglar y religiosa–, el económico y el periodístico.

¿Quién es el malo en esta historia? Indudablemente la televisión se llena de malos malísimos, dentro y fuera de la pantalla.

Dicen por ahí que fue el propio verdugo quien filtró la entrevista que vio la luz en la edición digital de El Mundo.

Quisiera pensar que “errar es humano”, que no habrá más censuras, que aumentará la calidad de los contenidos en los medios públicos, que los comunicadores seremos conscientes del poder de la palabra y no será usado vilmente…

Cualquier instrumento puede convertirse en un arma si se empuña de la forma adecuada, y las herramientas de comunicación pueden convertirse en utensilios muy afilados. Se hace necesario un llamamiento a la responsabilidad del periodista, para con su público y para con su oficio.

Conviene no olvidar que quien tiene un micrófono tiene una oportunidad de oro. Puede que por eso los de “El loco de la colina” son dorados.

Versos a la censura

Mis esperanzas
ruedan colina abajo
con el empuje de
los hoy poderosos.

Rasgan las redes
de comunicación,
llenas de agujeros.
Látigos de censura.

Sin locos que se atrevan a pararlos


El eco de Supergarcía

José María García ha renacido como mediático televisivo gracias en parte a la entrevista de Jesús Quintero, alias El loco de la colina.

Después de una fulgurante carrera, este hombre parecía haber desaparecido en un retiro forzado por su lucha contra el cáncer. Sin embargo, Supergarcía ha vuelto con más fuerza que nunca, manteniendo con orgullo y auto condescendencia su línea agresiva que no deja títere con cabeza.

Digo auto condescendencia, porque al periodista no le parece mal decir lo que dice, por mucho se pase tres pueblos en dicha entrevista, – con o sin razón, yo no me meto –. Ni le importa que sus declaraciones no tengan más utilidad que escuchar el eco de Supergarcía.

Es cierto que en su derecho está de expresarse libremente – sin insultar, que no lo hace–­, pero por qué no lo dijo antes?

Vamos, creo yo que habría momentos más oportunos para meterse con José María Aznar, Federico Jiménez Losantos, Florentino Pérez o Juan Villalonga, momentos en que estos eran sujetos noticiosos más de lo que lo son ahora.

¿Qué sentido tiene la entrevista? ¿Es que Jesús Quintero ha mutado de comunicador a guía espiritual y está exorcizando a los famosos que pasan por su programa?

José María García añora oír el estrépito de su voz en las ondas y el que todos la escuchen… Es el eco de Supergarcía, al que su emisor sube el volumen, como una honda expansiva que otros medios colaboran en amplificar.

Me pregunto si en sus tiempos de estudiante, García se sentaba a la derecha o la izquierda del aula. Aunque estoy casi segura que hacía comentarios que sonrojaban incluso a sus compañeros de fila.